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A nadie quiero
engañar, Los Altares es un lugar desierto e incomunicado.
Para algunos ni siquiera merece una parada de 10 minutos;
pero cuidado, mientras más se queden más difícil va a ser
salir de allí. Una noche hace más de 25 años llegué por primera
vez a Los Altares sin saber con que me iba a encontrar al
día siguiente. Así que lo mío no fue gradual, fue un impacto
que me marco para siempre. Desperté y con la luz del día descubrí
un lugar fascinante. Estuve muchos años sin volver y
temía que el recuerdo se hubiera idealizado tanto en mi mente
que perdiera en una comparación con la realidad. Hasta dudaba
que un lugar así existiera. Volví y comprobé que mis recuerdos
estaban, por suerte, desactualizados. Los Altares existe y
cada vez que voy me vuelve a sorprender. Escrito
por Darío Granato,
un amante de Los Altares y su zona
http://www.temakel.com/patagoniaaltares.htm
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